jueves, 10 de abril de 2014

Un día de lluvia

JM, padre de 3º y 5º de primaria
- Mira hija, ¿sabes una cosa? Me encanta que llueva.
- Pues a mí no. Es un rollo, no puedes hacer nada.
- Depende de cómo lo veas. Nosotros vivimos en una ciudad que nos impide ver lo importante que es realmente un día de lluvia. Ven, abre el frigo y dime qué ves…
-Pues, tomates, zanahorias, lechugas, leche, huevos, yogures, carne, pescado… muchas cosas.
- Pues ahí tienes la respuesta. ¿Cuántos de esos alimentos necesitan agua para crecer y llegar a nuestro frigo?.
- Ummmm, los tomates, las zanahorias, las lechugas, …
- ¿y el resto?
- Pues no lo sé papá.
- El resto también, y es que, si no llueve no tendríamos agua para regar los campos de cereal y, por tanto, no podríamos alimentar a los animales de nos aportan leche, huevos, carne, etc…,
- Ahh, ya lo entiendo…
- Ahora ponte el abrigo y vente conmigo.
- ¿Dónde vamos papá?
- A dar un paseo por el parque…
- Pero ¿cómo que al parque? Si está lloviendo...
- Pues cogemos un paraguas….
(Después de un rato en la calle)
- Ahora cierra los ojos y dime qué sientes…
- Bueno, no sé qué decir…
- ¡Fíjate! Cuando llueve se regula la temperatura. Si hace frío, suaviza, y si hace calor, refresca. Un día de lluvia también ofrece maravillosas sensaciones que no podemos observar el resto de días, el olor a tierra mojada, un aire más limpio… y eso relaja y hace a uno sentirse bien, además, cuando abras los ojos observarás que los colores son más intensos…
- ¡Es verdad!, pero me siguen gustando más los días soleados, aunque los lluviosos no están tan mal como pensaba…
- Bueno, ahora ya podemos volver a casa.
- Papá, ¿nos podemos quedar un poquito más?

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