Karina Fernandez D’Andrea
Trabajadora social y Mamá de primaria
España ha pasado por diversos momentos históricos que, de alguna manera , marcan nuestro presente. La época de la dictadura franquista, que muchos de los padres actuales vivimos de niños, o al menos, marcaron a nuestros padres y su educación, se caracterizó porque el Estado implantó la censura de todo tipo, en una suerte de protección de los ciudadanos como si todos fueran menores de edad y no adultos. Salir de la dictadura supuso también el fin de la censura en el cine y la televisión. Durante otra época, ser moderno era ver películas con alta carga sexual, lo que se denominó el destape. Alta carga sexual pero también sexista, donde la sexualidad era vista como impulsividad desprovista absolutamente de sentimientos y donde las mujeres eran objetos sexuales para el disfrute de los hombres.
Si en nuestra infancia muchos recordamos los dos rombos como de acceso prohibido para menores de 18 años (por su carga sexual , violenta o ambas) posteriormente se ha ido normalizando cada vez más la exposición al sexo y a la violencia de forma más descarnada, y nuestros niños se acostumbran a vivir expuestos a la misma.
Pero no solo es la exposición a imágenes con un contenido que , en mentes infantiles, puede imprimirse con contudencia; sino el acceso a series de televisión y películas, cuyo principal reclamo es la búsqueda del morbo y transmiten subliminalmente la idea de que “todo vale”.
Si observamos series como “aquí no hay quien viva” o “Aida” teóricamente series para mayores de 7 años, observaremos mil y una historias donde “todo vale” para conseguir los objetivos.En ellas, se ridiculizan los sentimientos románticos hacia otras personas, se habla a gritos y con violencia verbal como interacción normaliza entre las persona, en ningún momento los personajes actúan con respeto, ni con ética hacia los demás, y no rige más que la lógica del propio interés por encima del resto.
Esas series que parecen inocuas ¿ Son aquellas que están socializando a nuestros hijos? ¿Se acostumbran a la violencia verbal y luego la reproducen entre ellos procurando imitar a sus personajes favoritos? Los últimos estudios plantean que los niños y adolescentes suelen pasar más de 4 horas frente al televisor o los videojuegos. Pasan más tiempo que con sus padres.
Los niños son esponjas. Sus mecanismos de aprendizaje están preparados para imitar las conductas de los adultos. Y si esos adultos salen en la tele, visten ropas bonitas y son atractivos, parecen más modelos a seguir en cuanto a sus conductas.
Movimientos rápidos, colores llamativos, ropas sexis o ridículas, atraen la mirada y la atención, y todo ello va acompañado de todo lo descrito anteriormente, que es incorporado sutilmente.
Capítulo aparte lo merecen los videojuegos. Cada vez más usados por los niños, hay videojuegos educativos y adaptados a todas las edades. Pero también, y son los que están más de moda y son más demandados por los niños, están los videojuegos para mayores de 18 años, cada vez más realistas, cuyo único objetivo es ir matando personas a toda rapidez, sin que dé tiempo a cuestionarse nada. En cada disparo se ven trozos de carne volando por los aires, chorros de sangre que saltan con todo realismo… En estos videojuegos, se plantea la violencia como válida.. Los niños juegan a matar, torturar, y hacer matanzas. Véase lo que dice un videojuego en su explicación: “Instrucciones del Juego: Tienes que matar a Justin Bieber de un montón de formas posibles, puedes atropellarlo, ahogarlo, serrarlo...como ves un juego de lo más cruel”.( sacado literalmente de su publicidad) O este otro del video juego de moda Call of Duty. Ghosts: “El otro modo de juego donde podrás subir de nivel muy rápido es A Tope. Partidas frenéticas donde tienes que matar a alguien en menos de 30 segundos, … y en consecuencia tienes más oportunidades de matar enemigos y ganar mucha experiencia. Si a esto sumamos que puedes conseguir ventajas extra y puntos dobles si consigues encadenar rachas…”.
Los juegos modernos tienen gráficos muy buenos, que imprimen de realismo al juego, como si estuviéramos en una película en 3D. Son básicamente muy violentos, y el realismo de las imágenes, puede producir insensibilidad ante imágenes violentas de la vida real.¿Es eso lo que queremos? Que les parezca un juego hacer daño a alguien y no intervengan cuando un compañero pegue a otro, por ejemplo? Veamos algunos estudios:
“ En el estudio de Calvert y Tan (1994), que compararon los efectos de los videojuegos violentos entre dos colectivos de adultos jóvenes. Los resultados indicaban que los estudiantes habituados a juegos de realidad virtual violentos tenían el pulso acelerado, experimentaban mayor cantidad de mareos y nauseas y, en un examen posterior, mostraban mayor cantidad de pensamientos agresivos que aquellos que habían utilizado juegos no violentos.Y Un estudio posterior, realizado por Irwin y Gross (1995), intentó identificar los efectos de la violencia representada y utilizó para ello tanto juegos "agresivos" como "no-agresivos." Los niños que habían usado los juegos agresivos, en comparación con los que habían usado los juegos no-agresivos, mostraban mayor nivel de agresión física y verbal contra objetos inanimados y compañeros de clase durante una sesión recreativa posterior. Más aun, estos autores concluían que estas diferencias de comportamiento no estaban relacionadas con los rasgos de carácter (niños impulsivos / niños reflexivos) que habían sido previamente estudiados en cada uno de los sujetos analizados. En tres de las seis preguntas, los niños que habían utilizado juegos violentos respondieron más negativamente que los otros acerca de las acciones perjudiciales del personaje cuya intención era deliberadamente ambigua. Estos resultados sugieren que los videojuegos violentos hacen a los niños más propensos a atribuir intenciones hostiles a los demás.”
(Fuente: videojuegos y educación MEC: http://ares.cnice.mec.es/informes/02/documentos/iv04_0304b.htm)
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