Ana Mar García
Exalumna del Siglo
Cuando me propusieron recordar lo que fue para mí el Muxxica, pensé que no sería tan difícil, porque apenas han pasado seis primaveras, pero al final me di cuenta de que recordar esa sensación iba a ser mucho más complicado de lo que al principio parecía. Cómo dicen, nunca volvemos a tener esos años, por mucho que los tengamos por escrito, nunca volvemos a sentir lo que sentimos con 16, 17, 18… En esa época nos creíamos eternamente jóvenes, y parecía que el tiempo pasaba despacio. Los aprovechamos al máximo, hasta que un día simplemente dejamos de ir y los amigos dejaron de subirse al escenario .El Siglo siempre será el Siglo y puedes ir y trabajar allí, pero ahora todo es diferente, porque sin darte cuenta comienza a ser difícil recordar y sentir esa sensación… cuando tu vida aun pertenecía solo a aquel lugar.
Aun así, decides hacerlo, intentar sentir esa sensación otra vez, recuperas aquellas páginas que escribiste en tu diario, vuelves a escuchar a Green Day y a Deklive para revivirlo y de repente allí estas. Un gimnasio azul, pequeño y saturado con ese olor sin el que no sería aquel lugar, la gente, tu gente, tus amigos, tu familia, tus compañeros los más pequeños y los más grandes y los grupos de música en el escenario, un grupo específicamente, y una canción: Hoy hace sol.
Cuando tenía 16 años esperábamos el Muxxica como uno de los mayores eventos del año, durante nuestros últimos años en el Siglo y después, era aquel viernes que te despiertas entusiasmado porque sabes que te espera un gran día. En parte, sentimos que el Muxxica era nuestro aquellos años, porque fuimos los primeros en vivirlo, y lo hicimos nuestro y de los amigos que conocimos tras dejar el Siglo y a los que los dos años siguientes llevamos a compartirlo. Recuerdo bien oír a los Ramireños cantar Hoy hace sol, y recuerdo a mi vieja amiga bajista decirme que aquella sensación de ver tu pasado y tu futuro juntos cantando la misma canción era una de las mejores cosas que había sentido. Recuerdo a todos los amigos que llevamos al Muxxica, esa noche éramos nosotros, esos días éramos nosotros, y aunque ahora las cosas hayan cambiado esos días seguirán ahí.
A medida que el Muxxica y el Siglo se alejan eres consciente de lo que dejas atrás, dejas atrás la familiaridad, la confianza, la inocencia, supongo que en eso consiste para todos, nos hacemos mayores, pero de repente con 23 años te das cuenta de que la canción de Hoy hace sol tiene más sentido que nunca.
“Hoy hace sol, pero para mí esta nublado, tengo frio, tengo sueño y es que hoy he madrugado, estoy cansado y aburrido de hacer siempre lo mismo, la jodida rutina, quiero escapar de este abismo, y por mucho que me queje queda mucho tiempo aquí, no puedo cambiar mi vida ni cambiar la ya vivida. Sueño en mi cama con como escapar de aquí, montarme a lomos de una rata y emprender la huida… Pero una luz me ilumina una sonrisa hoy estoy con mis colegas y por irme ya no hay prisa…
…ya puede ir todo mal, acercarse el fin del mundo, que por unas pocas horas son ciego, sordo y mudo, ajeno a la rutina, ajeno por el mundo externo, que daría un ojo porque este momento fuese eterno…”
Gracias al Siglo, gracias a todos los que hacían que fuera posible el Muxxica, gracias a los amigos y gracias a mi madre por luchar para que pudiese estudiar ahí durante catorce años.
Cuando tenía 16 años esperábamos el Muxxica como uno de los mayores eventos del año, durante nuestros últimos años en el Siglo y después, era aquel viernes que te despiertas entusiasmado porque sabes que te espera un gran día. En parte, sentimos que el Muxxica era nuestro aquellos años, porque fuimos los primeros en vivirlo, y lo hicimos nuestro y de los amigos que conocimos tras dejar el Siglo y a los que los dos años siguientes llevamos a compartirlo. Recuerdo bien oír a los Ramireños cantar Hoy hace sol, y recuerdo a mi vieja amiga bajista decirme que aquella sensación de ver tu pasado y tu futuro juntos cantando la misma canción era una de las mejores cosas que había sentido. Recuerdo a todos los amigos que llevamos al Muxxica, esa noche éramos nosotros, esos días éramos nosotros, y aunque ahora las cosas hayan cambiado esos días seguirán ahí.
A medida que el Muxxica y el Siglo se alejan eres consciente de lo que dejas atrás, dejas atrás la familiaridad, la confianza, la inocencia, supongo que en eso consiste para todos, nos hacemos mayores, pero de repente con 23 años te das cuenta de que la canción de Hoy hace sol tiene más sentido que nunca.
“Hoy hace sol, pero para mí esta nublado, tengo frio, tengo sueño y es que hoy he madrugado, estoy cansado y aburrido de hacer siempre lo mismo, la jodida rutina, quiero escapar de este abismo, y por mucho que me queje queda mucho tiempo aquí, no puedo cambiar mi vida ni cambiar la ya vivida. Sueño en mi cama con como escapar de aquí, montarme a lomos de una rata y emprender la huida… Pero una luz me ilumina una sonrisa hoy estoy con mis colegas y por irme ya no hay prisa…
…ya puede ir todo mal, acercarse el fin del mundo, que por unas pocas horas son ciego, sordo y mudo, ajeno a la rutina, ajeno por el mundo externo, que daría un ojo porque este momento fuese eterno…”
Gracias al Siglo, gracias a todos los que hacían que fuera posible el Muxxica, gracias a los amigos y gracias a mi madre por luchar para que pudiese estudiar ahí durante catorce años.
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